2018

La casa

de Ricardo

Conocemos a Ricardo desde que coincidimos en el Colegio Mayor de Valencia, pero a pesar de la diferencia de edad, decidió confiar en nosotros, a lo que estamos muy agradecidos.

Desde el principio el tenía claro que quería una cocina abierta y todos coincidimos en aprovechar la luz de Sur que inundaba las estancias a la Avenida de la Estación.

Es más, en la primera visita el gran ventanal nos sugirió la posibilidad de crear un asiento a modo de los antiguos “festejadors”. Un espacio ambiguo entre el interior y el exterior, un espacio que genera un ámbito desde el que disfrutar de la calle, de su ambiente y del sol que baña Alicante.

Esta idea de partida, basada en la tradición vernácula, la extendimos por toda la vivienda. Convertida, de esta forma, en una banco de almacenamiento que te recibe y te acompaña por los espacios comunes de la casa, haciendo que todo este espacio se ofrezca a los visitantes como una cinta etérea que pone en valor la circulación de la vivienda en contraposición al cubo azul eléctrico, más denso y pesado, que encierra los espacios más privados de la vivienda, con sus dormitorios y los baños.

El siguiente juego fue el de enmarcar la cocina, la cual adquiere una importancia en su espacio compartido, pues la pensamos como un gran elemento de sociabilización.

Luego, conseguir que no pareciese una cocina, sino un mueble más del salón, conformando un final de perspectiva enmarcado por las estanterías, que hace de este espacio el punto de atracción de la casa, que a modo de gran televisor de la vida real se nos ofrece, en la casa de Ricardo, donde la vida y las historias que nos aportan, son el verdadero protagonista.