Contadores de Historias:
El reciclaje arquitectónico de Seneca, un proyecto coral
José Luis Campos, Mikel Amiano por Crystalzoo
Collage urbano en Impasse Girardom, Momtmartre, París. Autor anónimos (foto: José Luis Campos Rosique)
Una estación de autobuses es siempre un edificio lleno de historias, de las voces y de los personajes más o menos turbios que lo cruzan diariamente. Viajeros anónimos, despedidas dramáticas, abrazos sentidos, gente que pasaba por allí… Un edificio así parece estar siempre hablando, contando su historia a quien quiera escucharla… unas veces a gritos y otras en susurros, como en el Collage de Montmartre, donde un conjunto de artistas con diferentes voces conforman un todo, como la historia coral de la antigua estación de Séneca.
La remodelación de la antigua estación de Autobuses de Alicante, junto a la Plaza Séneca, se puede contar de muchas maneras: como una historia aventuras, como un film neorrealista o incluso como un thriller. Se pueden explicar sus precisos detalles constructivos o su relación con la ciudad.
Pero este artículo no aspira a contarlo todo sobre este proyecto, sino solamente sacar a la luz una de esas historias que lo acompañan. Ya que existen muchos textos que os pueden ilustrar como “Boîte à miracles” de Andrés Martinez Medina con la historia arquitectónica de la estación o el fantástico de Anatxu Zabalbeascoa para EL PAÍS “Reciclar Edificios”
Crystalzoo entró en esta historia teniendo que desarrollar un nuevo proyecto básico y de ejecución del proyecto, debido al cambio de Uso que planteaba el nuevo gestor. Hasta ese momento, el estudio Isaac Peral había diseñado un edificio pensando en otro programa y otro Uso que debía ser modificado, con nuevos agentes gestores implicados y-sorpresa- con un ajuste presupuestario.
Foto David Frutos.
Su propuesta, delicada y respetuosa, nos daba muchas claves de la intervención que nosotros también buscábamos, y el trabajo coordinado fue un ejemplo de colaboración entre estudios cuyo fruto salta a la vista.
Sin embargo, en un principio, a esta nueva fase del edificio le faltaba una historia por entrelazar, y nos la encontramos buceando en la historia arquitectónica del edificio.
Fue en el artículo del profesor Andrés Medina y en la documentación del Proyecto de Isaac Peral donde encontramos una imagen que nos llamó la atención:
Este dibujo del arquitecto Félix de Azúa para la estación representa el edificio en una fase inicial del proyecto. Viendo su extraño (visto desde ahora) clasicismo y su aparente poca funcionalidad, que no encaja para nada con nuestra vivencia racionalista del edificio, nos preguntamos qué paso entre aquel enero de 1943 y el diseño final del proyecto.
Esta es la historia que nos faltaba por entrelazar en nuestro trabajo, y es la que vamos a contar aquí.
En ella nos encontramos a un joven Félix de Azúa que, de forma casual, mientras se debate en su mente con este proyecto tan importante en su trayectoria, descubre en París una estación de tren que lo cambiará todo: es la Gare de l’Est, un edificio inaugurado en 1849 diseñado originalmente por el arquitecto François-Alexandre Duquesney y el ingeniero Pierre Cabanel de Sermet, y reformada entre 1924 y 1931 por el ingeniero Bertaud el cual supo compaginar su estilo exterior neoclásico con un interior racionalista.
No es difícil imaginarse al joven arquitecto viendo la luz al descubrir un brillante ejemplo que combinaba sin miedo una fachada de corte clásico y “noble”, con un interior abierto y luminoso decididamente moderno y funcional. Y lo hacía sin cortes esquizofrénicos ni rupturistas, si no con la suavidad y elegancia que le permitía el uso del hormigón armado.
Interior Gare de L’Est . Autor François-Alexandre Duquesney (foto: José Luis Campos Rosique)
Y así 12 años después, en 1943 Félix de Azúa, de vuelta a un Alicante en plena posguerra (con todas sus limitaciones) encontró su inspiración: una doble visión centrada en su funcionalidad. Por un lado, el volumen de corte historicista de cara a la calle; por dentro, un interior amplio racionalista. Un gran volumen másico que guardaba en su interior una gran bóveda iluminada, negando los andenes y relacionándose con ellos a través de su pasaje subterráneo…
Saltamos en el tiempo y el espacio hasta la Escuela de Arquitectura de Valencia en los albores de los años 90, donde la profesora Cristina Grau en su asignatura de Elementos de Composición y de Proyectos 1, nos proponía el ejercicio fascinante de meternos en la cabeza de nuestros grandes referentes (Terragni, Sert, de la Sota, Miralles y muchos otros) y, tras estudiarlos minuciosamente, imaginar ampliaciones de sus edificios como lo harían ellos… meternos en su forma de pensar para ser capaces de continuar y ampliar sus proyectos.
Y de aquí -volviendo al proyecto- que surgió la ocasión de poner en práctica aquellas enseñanzas. Estudiamos la obra de Félix de Azúa y el proyecto de Isaac Peral, pues era necesario modificar tanto uno como el otro para poder llevar a cabo las nuevas exigencias de la propiedad, que planteaba un uso diferente con necesidades diferentes.
Hablamos con Isaac para entender su proyecto y replantearlo. Imaginamos cómo lo habría diseñado Félix de Azúa si hubiese tenido detrás un parque en vez de andenes… Y así se planteó un trabajo colaborativo con los técnicos municipales Miriam Jareño y Pedro Riquelme junto con la firma de Isaac Peral Arquitectos.
Partimos de una premisa de reciclaje arquitectónico donde el peso de la memoria histórica de la Provincia de Alicante era muy importante, pero con un condicionante que hasta ahora no habíamos tenido: la importancia a nivel personal que tenía el proyecto para los miembros del equipo.
Interior nave central hacia el nuevo parque. Autores: M. Jareño, I. Peral, JL Campos-Crystalzoo (foto: David Frutos)
Nos centramos en limpiar y poner en valor lo mejor de la arquitectura (primer edificio de hormigón de la provincia de Alicante), trabajar con las sensaciones de los antiguos usuarios y pensar como habría proyectado su arquitecto, Félix de Azua, si en la parte trasera hubiese tenido una plaza arbolada y de ocio… una de las pocas del centro de la ciudad alicantina.
Decidimos volver a liberar la nave perpendicular de los elementos de instalaciones -que se llevaron a la cubierta-, recuperando su funcionamiento en espina de pez. Esta nave articula el conjunto potenciando la antigua entrada, la cual pintada de negro busca por contraste remarcar los arcos de la entrada. Con un único detalle se resuelven las cancelas, los cierres, los brisoleis, y la nueva piel de los armarios de almacenamiento, aseos y cuartos secundarios que quedan escamoteados, dejando todo el protagonismo a la estructura de la nave central, acompañada por la nueva nave lateral de apoyo, que recuerda esquemas clásicos eclesiásticos.
Interior Nave central y nueva nave lateral. Autores: M. Jareño, I. Peral, JL Campos-Crystalzoo (foto: David Frutos)
La nave central se convierte en un gran espacio cubierto, como una marquesina más de las antiguas que conformaban los apeaderos, pero de grandes proporciones. Una plaza cubierta abierta a la ciudad, pidiendo ser vivida por la gente de la provincia de Alicante, un espacio recuperado a la memoria colectiva de varias generaciones. Presidido por los antiguos frescos de Gastón Castelló que nos indican lo mejor de la ciudad y de la provincia de Alicante, en un pasado no tan lejano: un lugar de acogida, un espacio donde estar, donde recordar a esos viajeros que vinieron y donde muchos se quedaron.
En medio de la ciudad, en el punto donde se sitúa el edificio, se cruzan gritos y susurros del pasado y del presente: los del refugio antiaéreo de la guerra civil; los de viajeros inciertos; los de los niños que hoy abarrotan el parque al salir del colegio.
Nuestro edificio quería hablar de todos ellos, acogerlos, escucharlos, y darles algo de paz a cambio.
Hace años, el Mestre de Arquitectura Vicente Vidal, en mi última corrección del proyecto fin de carrera, me dijo una frase que siempre llevo encima: “la ciudad está llena de gritos y susurros: espero que hagas grandes susurros”.
Nos gusta pensar que este edificio responde a aquella esperanza, y que seguirá muchos años susurrando su historia a todo aquel que la quiera escuchar.
Interior detalle brisoley. Autores: M. Jareño, I. Peral, JL Campos-Crystalzoo (foto: David Frutos)